Mis historias

Tres veces que estuve a nada de enamorarme y quedaron en el intento

¿Les ha pasado que de pronto, de la nada se enamoran de alguien que apenas conocieron y pum pasa algo y vale madre?

Sí de esas veces que te encuentras con alguien de casualidad por el parque mientras corres y ves que le gusta el jugo verde al igual que a ti, o cuando vas a la librería y toman el mismo libro, o piden la misma bebida en el bar o tararean la misma canción mientras bailan. ¿Qué?, ¿no les ha pasado? OK, NOT!

lol

En realidad a mí tampoco me ha pasado. Esas cosas ya no pasan en nuestros tiempos millennials a decir verdad, y si pasan, son eventos extraordinarios y ¡cásate con él o con ella!

Durante mi experimento en Tinder y Happn he llegado a conocer a tres o cuatro prospectos que no me fueron para nada indiferentes, buena conversación, divertidos, inteligentes, no tan feos, simpáticos y al parecer todo indicaba que no se sentían timados al verme tan fea como les había advertido.

El Arqui cagado

H es ese chico arquitecto, simpático, inteligente, medio geek que es demasiado chistoso que me encontré en Happn una vez, intercambiamos números telefónicos, pasamos al whatsapp y de pronto de la nada, estábamos diciendo cosas ‘subiditas de tono’, y pues decidimos vernos. Nuestra primera cita fue un martes cualquiera.

Pasó por mí, fuimos a un bar en el que había Stand Up.

Reímos, bebimos, cruzamos miradas de esas que desvisten, me dejó en casa después de una sesión de besos no tan tiernos, sino más bien intensos y ¿quéeeeeee creen?

Una semana después mientras estaba en la fila del cine para entrar a la sala, dos lugares antes que yo, estaba H con una chica, abrazados, besitos y más.

Esa fue la primera señal de que Dios me odia, o algo había yo hecho bien mal o de plano aquella chica chaparrita y no tan agraciada había hecho algo mucho mejor que yo, o de plano pues circunstancias de la vida hacen que aun cuando te pongas el push up, huelas bien, te peines, te pongas reina, alguien decida que ‘mejor no, que muchas gracias’.

Claro, ardilla como cualquier mujer al sentirse rechazada le mandé un mensaje para comentarle sutilmente que lo había visto con alguien. Él muy descarado me dijo que era su novia, que hacía una semana habían empezado a andar y pues nada, mi cara de idiota pasó a la historia dentro de mi colección que nadie mirará nunca jamás porque sólo está en mi cerebro.

El “no culpes a la noche, no culpes tus lonjitas, será que soy Mirrey”

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Este tipo, de plano no tenía nada que ver conmigo, de verdad ¡nada!

Simplemente intuí que tenía buenos sentimientos, o bonita letra. Abogado de profesión, de menos edad que yo, hijo de ‘papi y de mami’, tenía una ‘papa en la boca’ cuando hablaba, pero me simpatizó un poco.

Salimos un par de veces por unos tragos, y como en realidad se ponía sentimental cuando no le escribía, tuve que ingeniármelas para que me dejara de escribir.

Le dije que me gustaba, y que quería intentar algo serio.

Esos hombres tan… especiales, mágicamente el Mirrey me dejó de escribir y tiempo después, tal como lo sabía (que tenía buen corazón), me dijo que no quería hacerme daño, que estaba empezando a salir con alguien de su trabajo y que veía que podía funcionar.

En ese momento, Mirrey pasó a la historia como un nuevo FAIL en mi lista de Tinder.

¿Será o no será?

El último fue en extremo extraño, porque yo lo encontré en Happn, pero no me gustó tanto. Sin embargo él encontró la forma de buscarme y me empezó a mandar mensajes por Instagram.

Un día me preguntó que si no quería ir por un helado a Coyoacán y acepté.

Cuando lo miré de cerca les diré qué pensé:

Buen cuerpo, no está feo, huele bien, pero… habló y dije ¡ay caray! Podríamos ser buenas amigas.

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Lo demás es historia señoritas, señoritos, señoras y señores.

Sólo queda decirles que el sujeto en cuestión cuidaba más la línea que yo, siempre vestía impecable, se la vivía en el gimnasio, y claro, me contó que en algún momento de su vida le gustaría poner un salón de belleza en el que él mismo cortaría el cabello a su clientela.

¿Qué les parece? ¡Ya tengo a dónde irme a cortar el cabello!

De vez en cuando, me preguntan en Tinter o Happn los hombres que si ¿qué es lo que busco ahí?

Yo les contesto que al amor de mi vida, la mayoría me responden: “estás en el lugar incorrecto”.

Y tienen razón, la mayoría de las personas que descargan este tipo de aplicaciones saben que la facilidad amerita un acostón, y listo.

Pero ustedes díganme, ¿en verdad podemos encontrar el amor como lo encontraban nuestros abuelos?

Desde luego que no, por eso la ‘Fulanita’, prima de la ‘Menganita’ se casó con ‘Perengano’, el cual conoció por Internet y son bien felices para siempre.

Lo único que puedo decirles es que no hay una fórmula para encontrar el amor, a veces simplemente pasa, y otras veces se va y sufres un poco, lloras un poco más. A veces ríes, de pronto te das cuenta que conociste a alguien a quien no pensabas tener por mucho tiempo en tu vida y ahora han pasado los años y no concibes la vida sin esa persona.

De pronto, simplemente pasa algo y más nada.

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Los amo.

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